quinta-feira, 22 de outubro de 2015

Biografía Ecológica

Nací en San Juan Loma –Yuty del departamento de Caazapá – Paragauy, tengo 36 años.
Somos seis hermanos con dos años de diferencia cada uno muy sanos en realidad, no contábamos con energía eléctrica, un lugar de vegetación y espacio verde abundante, No había escuela cercana, a 3Km de distancia  se ubica la escuela más cercana donde yo realicé mi etapa primaria y me trasladaba caminando desde mi corta edad y las casas muy distanciada no hay edificio.
Sí hoy día hay muchos cambios porque cuenta con los recursos básicos necesario.
La vida natural es más sana por la alimentación, todo producto natural ayuda a una vida saludable.
Considero que la amistad, buena vecindad y el buen relacionamiento ayudan a cuidar el medio ambiente porque uno se puede organizar comunitariamente para emprender un proyecto comunitario.
Me considero y trato el cuidado del medio ambiente trabajando con proyectos familiares e institucionales como por ejemplo reforestación con plantas nativas, evitar la quema del campo y prohibiendo tirar basuras en las calles, promoviendo el uso de basureros y clasificando las basuras.
Creo que estoy en este mundo para ayudar a servir a mi comunidad y de ser celosa por el medio ambiente natural.

terça-feira, 6 de outubro de 2015

Argentina, Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Villa Crespo

27 años

Viví mi infancia en una casa en un barrio bastante céntrico de la Ciudad de Buenos Aires. Había edificios medianamente altos alrededor y varias casas bajas. No había muchos espacios verdes, solamente algunas plazas. Jugaba principalmente en el patio de mi casa. Había varias escuelas, tanto privadas como públicas no muy lejos la una de la otra.
En este barrio convivían algunas personas retiradas que se tomaban lo cotidiano con calma con personas que siempre estaban apuradas por ir a trabajar. Por momentos, el tráfico era bastante y las calles eran algo ruidosas. Pero en general el ambiente era tranquilo.
Hoy en día vivo en una de las zonas más céntricas de la ciudad. Los espacios verdes son mucho más escasos y el ruido ambiental es mucho mayor. Hay muchas personas en la calle yendo y viniendo, chocándose unos con otros.
En mi ciudad la gente no es consciente de que debe cuidar el medio ambiente. Están (mal) acostumbrados a tirar basura en la calle, por ejemplo. Creo que el hecho de que cada uno esté tan sumergido en su mundo individual (si llegan tarde o no, qué tienen que hacer, etc) hace que pierdan perspectiva del mundo global. Es decir, siento que la falta de sentido de comunidad influye en la manera en que descuidamos el medio ambiente en el que vivimos.
Yo siento que es muy importante cuidar del mundo y de las personas que viven en él. Volviendo al ejemplo de la basura, para mí es muy importante tirarla en el lugar que corresponde y tratar de concientizar a otros para que también lo hagan. Pero me parece primordial que el cambio comience por mis actitudes.
Creo que podría mejorar aún más mis actitudes ecológicas. Creo, sobre todo, que podría informarme más acerca de los cuidados que podemos brindarle al medio ambiente (formas de reciclaje, por ejemplo) y ponerlo en práctica con la mayor frecuencia posible.


LUCIA GALA CORONA MARTINEZ
 Nací en Beccar, un barrio en el conurbano de Buenos Aires, Argentina, hace 25 años. Beccar es un barrio residencial, con muchas casas y pocos edificios. Tiene algunas plazas, escuelas, un centro comercial de cuatro cuadras, clubes. Las plazas que, en mi infancia, eran abiertas y con grandes superficies de pasto hoy se encuentran cercadas y cubiertas de cemento. El barrio tiene salida a uno de los afluentes del río de la plata. En la zona del río se encuentran más espacios verdes y pocas casas.
La casa en la que yo me crié fue construida por mi abuelo alrededor de 1940. En una cajita en mi casa encontré fotos donde se podía ver que mi casa fue la primera en una gran distancia, alrededor se veía solo pasto y horizonte. Las calles eran de tierra y mi abuelo tenía una quinta donde crecía distintos tipos de vegetaciones, de las cuales hoy sólo queda un árbol de limones y un rosal. También ahí criaban gallinas. Para poder pagar el asfaltado de la calle, mi abuelo tuvo que vender parte del terreno, y poco a poco se fue poblando todo de casas hasta cubrir todo el territorio.
En estos últimos años la gente esta más concientizada con respecto al cuidado del medio. Cuando yo era chica era muy común tirar basura al piso, y hoy en día eso esta mal visto. Hay proyectos municipales para promover el reciclaje: en la plaza se colocaron tachos para distintos tipos de basura, y hay dos camiones, uno para reciclables y otro para descartables. (Aunque no estoy segura de si muchos vecinos separan la basura, me .También cuando era chica se podia fumar en cualquier espacio cerrado, mientras que hoy en día esta mucho más restringido.
En mi barrio nunca hubo amistad ni sentido de comunidad entre los vecinos. Era bastante induvidualista el trato. Siempre deseé que hubiera objetivos comunes y mas cooperacioón y trato entre los vecinos, creo que es importante asociarse para lograr objetivos más grandes.
Creo que cuido del mundo en cierta medida, si bien hay hábitos que me gustaría adquirir y hay muchas cosas que no sé, o a veces por el ritmo de vida de la ciudad no me tomo el tiempo de tener algunos cuidados.

El resultado de mi huella ecológica fue que gasto dos planetas y medio. Creo que podría consumir menos, usar más cosas reciclables y dejar de fumar, me haría mejor a mi y al planeta. 
Nací en Argentina, en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Palermo. Tengo 58 años, estoy casada y tengo 2 hijos.
Mi barrio de Palermo era una zona de casas bajas y sobre la avenida cercana, había una hilera de edificios de departamentos. Cuando niña, solía ir por las tardes a la avenida a tomar un helado en la heladería de barrio o una chocolatada en la lechería.
Los vecinos mantenían limpias las veredas y se ocupaban del cuidado de las zonas comunes. Por las mañanas, los vecinos se saludaban y hablaban de sus vidas, había mucha sociabilización. También había un centro recreativo que dependía de la intendencia para los niños y los jóvenes; también había una fábrica de soda.
En mi adolescencia me mudé a otro barrio, pero cuando me casé, volví a mi primer barrio. Hoy Palermo  no tiene casas, todos los edificios son muy altos. Ya nadie comparte el cuidado de las veredas, y por lo tanto no hay sociabilización. La gente que habita en los edificios casi no se saludan. A la noche las calles se pueblan de “cartoneros”, personas que buscan en la basura para recolectar plásticos, cartón y otros reciclables para poder sobrevivir.
La lechería y la heladería fueron reemplazados por enormes edificios. El centro recreativo es un centro administrativo de la ciudad y la fábrica de soda se transformó en un shopping muy concurrido llamado Alto Palermo.
Los fines de semana el centro comercial atrae a jóvenes que van al cine y toman cerveza hasta altas horas de la madrugada, lo que provoca mucha inseguridad y contaminación auditiva.
Lamentablemente han desaparecido los espacios comunes, las casas, la vecindad y los vecinos. Creo que los habitantes de la vecindad deberían concientizarse que el barrio es su hábitat, el lugar que comparten y que deberían cuidar para así cuidarse a sí mismos, a sus familias y por último al prójimo; en suma a los habitantes de nuestro planeta.

MIRIAM BOGOSSIAN 
Mi biografía ecológica…
“Anda pero solo un ratito que ya serviré el almuerzo”, es la frase que recuerdo retumbando en mi casa cuando en cada momento libre me iba al campito de la esquina a jugar, a sentarme o a trepar algún árbol. Mi nombre es Aldo Rodriguez, nací en una pequeña ciudad en el litoral del Uruguay llamada Mercedes, o ciudad del Hum como las llamaban los aborígenes uruguayos o “la coqueta del Hum” como las personas mayores del pueblo se refieren a ella. Es una ciudad pequeña pero con una belleza inconmensurable. Parte de esa belleza se la debe al Rio Negro o Rio Hum que baña sus costas y comparte con nosotros sus paisajes de atardeceres y amaneceres llenos de color y olor a naturaleza. Caminar a lo largo del rio me lleva a recordar las playas a las que concurría durante el verano, o la isla, donde junto con mis amigos acampábamos, andábamos en moto o simplemente íbamos a pescar. Cuantas veces el aire de la isla me ayudo a pensar, a creer más en mí, a saber que todo estaba bien, o simplemente a sobrevivir al calor de mi querida ciudad.
Aparte del rio y la costanera, otro de los lugares que recuerdo de mi niñez es mi casa. No es la casa donde viven mis padres ahora, sino otra casa donde descubrí mucho del Aldo que existe hoy. Y creo que ahí también descubrí que no me gusta la jardinería ni las plantas. Mi mama tiene una devoción y un amor por las plantas que jamás vi. Ella les habla a las plantas, las atiende y las entiende…Debido a que ella no podía cuidar su jardín sola me pedía ayuda y yo no me podía negar. Sin embargo, al no entender ese amor por las plantas y no poder entenderlo, no lo desarrolle y en las casas en que he vivido después, las plantas no han tenido su lugar. Sin embargo, amo los animales. Desde muy chico rescataba gatos de la calle y los escondía para que mis padres no los descubrieran porque ellos preferían el jardín. Los gatos y los perros son para mí como amigos que me permiten volver a descubrir ese niño que hay en mí y que juguetea de a ratos en el hombre que soy.
En mi etapa de escolar nunca sentí hablar de educación ambiental. Conocí el ecosistema, conocí y aprendí sobre la contaminación, pero no quedo fijado en mi memoria un momento en que pueda decir que me enseñaron a cuidarlo. Yo aprendí a cuidar del lugar donde vivía por mí y por los valores que mis padres me transmitieron durante mi crecimiento. Asimismo, yo hice mi escuela primaria y secundaria en un colegio católico donde los valores transmitidos han tenido mucha influencia en mi pasado y mi presente. Hoy en día soy consciente de que el medio ambiente nos reclama por años de maltrato y descuido. Yo lo escucho y trato de evitar hacer cosas que lo dañen mas, pero aun así, no me he vuelto paranoico con ello, no siento esa necesidad de algunos que adoptan una filosofía de vida que conlleva principios muy arraigados que yo no creo poseer. Yo creo que si durante mi niñez y adolescencia hubiese conocido a personas más involucradas con la naturaleza y con su cuidado, sería un gran defensor porque amo la conexión que logro cada vez que me encuentro en contacto con ella. 
MI BIOGRAFIA ECOLOGICA

Nací y mi crie en el barrio Lavalleja, en la ciudad de Young, departamento Rio Negro en la República Oriental del Uruguay. Tengo 54 años y he vivido toda mi vida en ese lugar.
En mi niñez había escuelas, muchas áreas rurales, muchas casas, pero no había edificios. Hoy en día se mantiene igual, se han mejorado las construcciones pero no hay edificios.
Con respecto al cuidado del entorno natural no se dedicaba de manera especial, con el tiempo  fueron surgiendo instituciones formadas por voluntarios que comenzaron a trabajar en el cuidado del medio ambiente. Se llamaban Grupo Ecológico de Young. Se realizaban campañas de concientización especialmente en jardines de infantes y escuelas.  Se hacían brigadas de limpieza de las calles y veredas. Los niños del jardín realizaban flores y salían a las calles a cambiar su flor por un cigarrillo. Todo esto contribuyó  a que se despertara en mí una conciencia ecológica que me ha acompañado hasta hoy en día. Trato de contribuir en forma personal no tirando papeles en el suelo, no haciendo quema de hojas y siempre tratando de concientizar a mis alumnos de la importancia dela preservación natural y de hecho he podido apreciar que lo que ellos han adquirido en la escuela aún conservan la influencia de lo que les enseñaron.
Creo que a nivel de mi país falta mucho para lograrse, no se realiza la clasificación de basura de manera sistemática, algo que se hizo en su momento y luego se ha dejado, ya que existían por ejemplo recipientes traga botellas pero se han dejado de usar.

En mi caso particular el resultado ecológica fue de 2,1. Podría mejorarla si caminara en vez de concurrir al trabajo en auto, pero lo hago porque tengo poco tiempo para trasladarme de un lugar a otro.